«No sé cómo hablar con mi hija… siento que le estoy perdiendo»
«No sé cómo hablar con mi hija… siento que le estoy perdiendo»
Últimamente me cuesta muchísimo lidiar con mi hija. Tiene 14 años y siento que ya no le reconozco. Antes era cariñosa, charlábamos mucho… pero ahora parece que todo lo que digo le molesta. Me contesta mal, se encierra en su cuarto, no quiere hablar conmigo.
Lo que más me duele es que cada intento de acercamiento termina en discusión. Me duele su tono, su mirada desafiante, y más aún esa distancia que se ha instalado entre nosotras. A veces pienso que soy yo la que lo está haciendo mal.
Me esfuerzo por entenderla, pero también tengo que marcar límites… y ahí es cuando explota. O me ignora. O dice que “la tengo harta”.
Me paso las noches preguntándome en qué he fallado. ¿He sido demasiado estricta? ¿Demasiado blanda? ¿Está enfadada conmigo o es una fase?
Lo único que sé es que la quiero con todo mi corazón y que me duele no poder ayudarla. Quiero acompañarla, pero siento que no tengo herramientas.
A veces, incluso me cuestiono si soy una buena madre.
¿Por qué se rompe la comunicación con los adolescentes?
Como coach emocional especializada en familias, trabajo cada semana con madres y padres que se sienten desbordados frente a la adolescencia de sus hijos.
La adolescencia no es fácil ni para ellos ni para nosotros. Es una etapa de transformación brutal: identidad, emociones desbordadas, necesidad de independencia, búsqueda de pertenencia…
Y como adultos, muchas veces reaccionamos desde el miedo: al peligro, al rechazo, al error, a que “no nos cuenten nada”.
Pero aquí viene la verdad incómoda: el verdadero problema muchas veces no es lo que hacen ellos, sino cómo lo vivimos nosotros.
Cuando una hija adolescente se cierra, cuestiona, discute o se distancia… suele haber una necesidad emocional detrás que no está sabiendo comunicar.
Y también hay una madre (o un padre) con su propia mochila emocional, que quiere hacerlo bien, pero no sabe cómo.
5 claves para empezar a cambiar la relación con tu hija adolescente
Aquí tienes algunos enfoques que trabajo con las madres en las sesiones:
- No tomes su distancia como algo personal
Su mal humor no es un ataque directo. Es una señal de que está aprendiendo a gestionar emociones sin saber cómo. - Escucha para comprender, no para corregir
Evita saltar a dar soluciones. A veces solo necesita que la escuches sin interrumpir. - Cambia el “¿qué te pasa?” por “¿cómo estás llevando esto?”
Las preguntas abiertas invitan al diálogo. Las preguntas cerradas generan resistencia. - Tu calma es su referencia
Cuanto más caótico sea su mundo, más necesita que tú no pierdas la serenidad. Eso no es fácil, pero es posible aprenderlo. - No se trata de tener el control, sino de construir el vínculo
Educar no es imponer, es acompañar desde una base emocional segura.
¿Y si no puedes sola? La tutoría emocional familiar puede cambiarlo todo
Si llevas tiempo sintiendo que la relación con tu hija se ha vuelto tensa, distante o dolorosa, no esperes a que “se le pase”. Lo que no se gestiona, se enquista.
En mis sesiones de coaching emocional familiar, trabajamos juntas (madre e hija, cuando es posible) para:
- Restaurar el canal de comunicación.
- Comprender los conflictos desde la raíz emocional.
- Aprender nuevas formas de conectar sin herirse.
- Reforzar el vínculo sin perder los límites.
Acompaño a muchas familias que ahora disfrutan de una convivencia más serena, sin gritos, sin distancia emocional, sin tanto desgaste.
Si esto te resuena, quizás es el momento de dar el paso
No estás sola. Lo que estás viviendo lo pasan muchísimas madres. Pero no tienes por qué seguir sintiéndote así.
Te invito a agendar una tutoría emocional. Porque cuando tú aprendes a regular tus emociones, tu hija también aprende.
Y la relación empieza a transformarse.






